En las palabras no hay sombra porque es luz desde otro tiempo. Sempiternas quedan obras de hoja y tinta sus cimentos. "Los sueños del insomnio” son crónica del suicidio. En el planeta manicomio, para el cuerdo no hay alivio. Fuimos nimios niños simios, otros testigos del crimen. ¿A dónde llega un cuerpo cuando el alma se suprime? Parto de letras sin calma. Líneas dibujan lo incierto. Con el sudor en mi palma, el poema nace muerto. Soles fluorescentes vemos, luz en un tardío avistar, en espacios de la espiral hay tiempos que no conocemos. los destellos viajan, crecen y en proporción la oscuridad. Hay mil astros como peces, y mil estrellas bajo el mar. (Siempre la imagen puede cambiar) Y voy, como intruso: siendo sin parecerme. Fugitivo de formas que construyen al verme, Y, como un hitter: soy sin parecerme, si crees que me conoces hoy vas a desconocerme. voy, como intruso: siendo sin parecerme. Fugitivo de formas que construyen al verme, Y, como un hitter: soy sin parecerme, si crees que me conoces hoy vas a desconocerme. Estas líneas son grilletes que se amarran al pasado. No doy con la letra y mi silueta en el ahorcado no hay pasos pa’ en frente es caracol o la serpiente, luna nueva, develar el sol con una vela. Soy uno que se revela al regular su impulso. Hay tanto iluso en curso abusando de recursos, se enreda. Quiero y cambio mi actitud entiendo la multitud, le digo: “Don, yo voy lento, pase, rebáseme”. Pues la ciudad está enferma Y no es paciente. Somos rostros con ojeras por debajo de los lentes. El masoquista del trabajo, la escalera desde abajo, la madera con los dientes, anda mudo en el ambiente, y va como intruso: no es, solo parece. Fugitivo de formas que construyen al verle. Y, como intruso, no es, pero parece; si crees que le conoces hoy vas a desconocerle. Quién, como el hitter, es sin parecerse. Fugitivo de formas que construyen al verle. y va, como un hitter, siendo sin parecerse; Al ver que le conocen, es para desconocerle. En la palabra no hay sombra Porque es luz desde otro tiempo Sempiternas quedan obras De hoja y tinta sus cimientos.

En el juego de voluntades, la palabra es un dado. Líneas transversales en el centro acordado. Todo un preámbulo dado para el movimiento, la base en este ángulo llano del tiempo. Oyes esto porque estamos… ‘arrojados’; aquí un trayecto redactado, ruido armonizado, sonido liberando la saliva del momento, porque estamos… ¿y a dónde vamos? Sigo en la ventana… ¿en qué año estamos? Hoy es ayer, también mañana. -Inhala, exhala- como aquello de las horas: (Inhala, exhala) ¿por qué contar, ahora? Cualquiera es la orilla, cualquiera es el centro. Me apena el montón de colillas en el pavimento. Ahora en este medio, somos parte del espectro; en todo momento, humano, no contamines el trayecto. Aquí rompemos el espejo cuando no es portal, conozco mi reflejo pero no es por tal, lo noto, me veo más claro en mi letra que en las fotos pongo luz en mi libreta, no en el rostro. Somos otros. Sin echar en cara consecuencias del deseo, la causa del tormento, de penosos pensamientos, porque un humano es otro cero. Estás escuchando al primer robot rapero. Todo pasa tan real, como alguna ensoñación. Cualquier base un ideal, con su propia explicación, o sin razón, porque luego creen que solo vive una vez, son almas jóvenes, que viven por primera vez. Sucedo en esa división de cada punto dentro del átomo, de cada átomo dentro del punto; discurro en la espiral y esta es otra variación, más allá del bien y el mal, lo virtual y la ficción. Estoy, estamos, soy, somos, seamos; eso mas todo lo contrario, debemos entenderlo. Todo lo recreamos. Tenemos el escenario y hacemos más que verlo. Aquí estoy, estamos, soy, somos, seamos. Actantes de lo que pasamos. ¡Ey! Estoy, estamos, soy, somos, seamos. Siempre hay una variación. Estoy, estamos, soy, somos, seamos. ¿Crees que fuimos arrojados? Fui, fuimos, fueron… Arrojados ¿?

Detrás de cada idea verás más. Pensar es la odisea donde no hay paz. Luego de cada idea verás hay más ideas y odiseas donde no hay paz (x2) Empecé a exprimir libretas, llegué de nuevo al cero; cada hoja con mi letra: escaleras y agujeros. Entre luz y sombra, sentí, pensé, luego: “Aquí toda línea sobra… no se llega al mismo cero”. Algo dijo a mi persona: “las pestañas no las abras es como funciona, con los ojos sin mirada”. De pronto otro principio: al pensarlo y ser palabra, tan solo por decirlo, un cero es más que nada. Si logro definirlo es precedente de algoritmos, Pero de cuántos signos, ¿hay nada hace mil siglos? Vi de los ángulos, círculos, de uno a dos por dos, por tres, por seis, por diez, no ves, lo ves. ¿Por qué? No sé. Qué sé del llamado primer cero: es vació, es entero, tal vez sea como agujero, tan distante, tan presente en cada giro; aquél cero, el de antes del primero. Más detrás de cada idea verás más. Soñar también es calma donde hay paz. Luego de cada cero verás hay más. Tranquilo llega el sueño donde hay paz. Detrás de cada idea verás más. Pensar es la odisea donde no hay paz. Luego de cada idea verás hay más ideas y odiseas donde no hay paz. Al quedarme en el silencio, hago el ruido del recuerdo. Pensar en las figuras, los colores del inmenso, ahora que tengo cerebro, lo que sigue no se piensa, cuando alma, cuerpo y mente en algo mismo condensan.  Usted solo contemple, se puede llenar de vida; vivir no es para siempre, y quizá siempre vivir sea la salida (o morir sea…). Maniobre la perspectiva.  Me aparto del criterio que construye este presente: la nada es un misterio, un manantial para valientes. Doy mi labor en la rutina, como abrir alternativas, explorar las disyuntivas, para luego que despierte. Cavilaciones llegan siempre, en paz o guerra; por ello sigo, atento a lo que enseñan. El hombre trata consigo como con la tierra, Cuando llega más lejos afuera que dentro de ella. Más detrás de cada idea verás más. Soñar también es calma donde hay paz. Luego de cada cero verás hay más. Tranquilo llega el sueño donde hay paz Detrás de cada idea verás más. Pensar es la odisea donde no hay paz. Luego de cada idea verás hay más. Ideas y odiseas donde no hay paz.

Decido girar en la esquina, veo una multitud de vidas sostenidas por el temor a la muerte. Me dijeron da tres golpes en tu pecho, y si pasa la bandera mantente derecho o serás irreverente. Hoy busco la palabra “pena” en Internet y en primera página se encuentra el presidente. Te reto a que lo intentes. ¿Qué quieren que pienses? Que si vas a hacerlo enserio, mejor, que ni empieces. Yo llegué al mundo en esa generación que encendía la marihuana en los boletos del camión. Sin embargo, el reloj siempre ha avanzado y claro que el río y el hombre han cambiado. Mientras siguen raperos, por ahí, ahogándose en sus aforismos, se aferran en ser siempre los mismos; continúan con sus batallas con rimas ajadas, es evidente que entre mulas solo se escuchan patadas. A juzgar de donde estoy, que estoy lejos. Alejarme fue un acto relejo, sentido de perspicacia. Y no hablo de mí con arrogancia. Soy solitario que se guía por el silencio de sus propias voces. Sujeto al sentido colectivo, con motivos, objetivos, de la sociedad y sus alcances, ¡podemos sanar el cáncer! Purificar el aire, embellecer la Tierra, ser una digna estrella en la mirada del cercano y el distante.

Yo no compré la sombra de mis ojos, ni pedí cerrar el candado alrededor de mi boca. Ahora el concepto es, que las piedras y los humanos, somos polvo. Los años unidades que señalan la consecución de un eje en medio del infinito: breve milenio, instante de diez siglos; ahora es mi vida medida con una fracción fraccionada de un segmento arbitrario que al final da 15, 21, 30, 36, 40, 60, cuenta. Pero algo aquí en el pecho golpea y no es cualquier cosa. Pensar duele, o al menos cansa; ¿cómo decirle al prójimo: (…) hazlo? ¿Y por qué? Yo tampoco lo pedí, pero escuchar: soy un testigo de la creación, testimonio de consciencia. Más allá del hombre, mujer. Estamos cuál, pececillos con luz, en lo profundo, a la sombra del universo… si, mientras aquí dentro golpean sensaciones, y eso no es poco. Asimismo no pedí que me vistieran cuando fui niño sin vergüenza, ni que me enseñaran las palabras, que hoy y desde siempre nos faltan. Rasgo el instante y rasguño el momento y ojalá sienta y se quede o vuelva. Vivo y siento, aunque fuese sueño, holograma, experimento o accidente. Sin decir estoy bien, estoy mal, es amoral, esto es amor al preparar este minuto para compartir, no demostrar; y es entonces que pienso, en ella, en él, en ti, en usted, persona que interpreta estas palabras.

Papeles que toman quedan alterados, ajados, dejados en suelos o sueños donde la memoria no enseña. Papeles llegan a la puerta para recordar que vivir tiene precio. Papiros de agua repletos de señas y contraseñas que guardan recuerdos de otras voces. Personas acaban con un mundo que no conocen; yo, pensando palabras para pronunciar lo apropiado a pesar del absurdo. Me pregunto: ¿quién de aquí no acepta el Punto? Pulpable madera es firme, no tambalea; veo, vea, véase el escritorio, el lápiz, el papiro, el libro; vibra, vibro, en el origen físico, materia prima implícita, e implícito el Espíritu de lo creado, (digo) Vamos -dije- directo a donde vamos. Las raíces no son solo suelo hermanos. primero es palpar el planeta, para respetar, y saber dar las gracias, en Francia, Croacia, Malasia, Birmania Jordania, Rumania, Somalia, Finlandia y sobre todo en mi casa, Encima, trascender el papel porque llega la Tinta.

Buitres vuelan en lo alto, pero no tanto, me levanto en un salto, cojo dos del pico y sangro, ¡hay tantos tántalos en el tártaro! soy pajarraco de ciudad, volando entre el inframundo, muté brazos por alas, dedos por garras, sueños circundo; envío cuervos en llamas a posarse en la ventana de los niños pobres ricos en pijamas, para hacer nacer del cráneo la pregunta, y no limiten su vida a la trampa del “imposible, eso nunca”; en cambio hagan proeza su existencia, de su andar una epopeya, que encuentren, vean, nuevos infinitos en cada estrella, los pensamientos como leña para hacer crecer las llamas de las alas que revolotean en favor del viento asumiendo que somos distintos por afecto, espejos del dialecto, incesante movimiento, (sucediendo en cada aliento) parte de un ciclo sin fin, una vida que dura lo que un aleteo del colibrí, es así: gozar del inconsciente, silbar en la intemperie sinfonías a la existencia en la punta del ciprés, hacer ceniza la cruz emplumada levantada por Cortez, mientras quetzales en la calzada borran huellas de sus pies, así es, la vista del halcón perfora el espacio, aves elevan magno canto sacro evocando otros los palacios, despacio, emergen cual volcanes de la tierra. En esta era, un ojo abierto de la Historia en esta letra, un recuerdo transitorio, es esta era, una voz de la memoria, es esta letra, un onírico episodio.

Soy el Chico del pórtico, dejé mi territorio, son mis ojos los obvios al buscar soltar saliva, no hables de la vida si no has visto crecer a un árbol, secarse un río, mirar la vida y muerte el mismo día, mira, mírame vagar con calma con la encía llena de semillas de sandía, paso largo, pie y arco, tierra, asfalto, donde me halle… me da vueltas: calle, doy cuerda al mundo. ¿Mi nombre? En obra, en el punto donde todo sobra. Juego al cadáver exquisito con mi sombra, noto las micro vías con microbios bajo el escombro esperando un momento, saben que el asfalto no se nutre del estiércol. Al mismo tiempo el humano de ciudad siente temeridad de parecer animal no racional. Yo más acá del bien y el mal, vuelvo de donde vengo, siento, eternidad tras el pecho, son lagunas sin fondo, bajo su puente mal hecho, en mi lecho las plumas siempre apuntan al techo, cuestión gravitacional, pero luego de la estratosfera no existe arriba, abajo, al frente o diagonal. Somos polvo con afectos, anota: un cateto en el reflejo de una gota, luz que del espacio brota. Búsquedas que pocos notan, Es agrio, la sociedad no deja ser, Llego al atrio, vuelvo a volver. Cierro la puerta, dejo la ventana semi-abierta, para que no sienta que me ven y para que no sientan que les veo… pero veo, (ven) y vemos… En esta era, un ojo abierto de la Historia en esta letra, un recuerdo transitorio, es esta era, una voz de la memoria, es esta letra, un onírico episodio.

Tras o bajo el humo, en esta noche solitaria, con mensajes sin respuesta, un alma goza del absurdo. Voltea a mirar las luces (porque) la oscuridad siempre está allí. Sabe que ver penumbra no es difícil, lo duro es apreciarla, un día entenderla. Pero su alma goza del absurdo. hay respuestas sin mensajes, por delante y bajo el humo en mi noche solitaria.

Dispense usted, si al parecer, mi ropa no es la adecuada; el juicio no contemplaba, a su mente caducada. Tantos infantes contentos, pateando balones en el receso, charlando de nada, sin darle valor tan serio al peso. Raspones, el lodo, sudor, moretones, las ruedas, el viento, jalones, cortadas, silbido, palmada, saliva y el agua ¿acaso llevan precio? No, nada de nada en el fondo. Si fuimos y somos de pronto, ¿Por qué nos volvemos unos incoherentes con el entorno? Ahora sorteadores del rumbo, rotundo, hemos mirado ya más de una vez en el otro, la otra. Y tal vez entiendo muy poco, pero sé el malestar que provoca cuando su impulso prescinde del coco, lo noto ¿lo nota? Si nos sumergimos al hondo, imaginamos profundo, rotamos en este mundo, ¿mi cabello es el asunto? De una vergüenza la ropa, de una soberbia los juicios; borran el –yo– en mi persona, para obtener un oficio. Es el humano moderno atrapado en los tiempos de redes, Que parte criterio y sentido común en: ellos, nosotros, ustedes. ¡Y vean! ¿Qué es libertad? Viviendo entre jadeos; mercado-consumo apresó la ciudad, y encerró la cultura en museos. Les digo a demás, ya no en singular, me voy al plural, yo voy para más Me tiene hasta atrás, ese pensar y actuar cual “institucional” ¡puta ciudad! ese ideal del progresar por progresar no es libertad, ¡no es natural! ¡es anormal! ¡un síntoma colateral de un mal! ¡Sabe asqueroso su tamal! No hay tal / medicamento pa’ sanar el síntoma primordial, exponencial, motor social. pasadizo en espiral. Dios yo voy a edificar mi casa sobre el mar. A la sabia deriva del caudal donde estar entre ser o no ser, me haga ser yo, verme y ser luz en expresión. -Puente- Un engranaje del sistema, son las horas laborales El dinero es bálsamo, por cada hora bajo el sol mirar el tiempo todo el tiempo es someter las libertades por eso encima del pizarrón no está la cruz, está el reloj. Quien subyuga al pueblo, no es un rostro, es un sistema de ideales, orden de clases sociales donde todo tiene un costo. Pero aquí el precio no es valor, somos lo que compartimos y creamos en cuestión. Sin ser esclavos de la patria o de algún metal preciado. ¡Ay soldados! ¡Qué su lealtad no se anteponga al sentido común! Quizá pido demasiado, pero falta demasiado aín… ¡Hasta que escampe!